miércoles, 23 de abril de 2014

Umbral del dolor. / I

Lo peor es pensar que merecemos más, ¿no crees? Más de todo, y menos mierda. Sin embargo, a pesar de las continuas decepciones, he ahí. La duda de el no saber qué vas a encontrar después, si lo que has tenido ha sido lo suficientemente bueno. Si ese sentimiento se repetirá.
La duda.
Mata, te absorbe y te quema. ¿Soy suficiente?

Quién dijo que tenía que acabar, ¿eh?. Quién fue el hijo de puta que puso fechas de caducidad. ¿Por qué esa necesidad de aferrarte a algo que se va? No es suficiente lo que pasa fuera de nuestro control, que además de eso nos aferramos a cosas que sabemos que duelen, solo porque sabemos que el dejarlas ir va a doler más. Nadie nos explicó nunca cómo sobrevivir a un jaque mate. Ni que con cada caída te vuelves un poco más de hielo. Y que cada vez que sientes un poco menos, duele un poco más. Nunca está la medida exacta. ¿Cuando es suficiente? ¿Cuando es demasiado? ¿Cuando tienes que soltar todo el aire, y hacer las paces? No somos más que los errores que cometemos, los recuerdos que nos quedan y los besos que no fuimos capaces de dar. Y las despedidas, las cartas sin firmar, las noches en duermevela, pensando cómo habría sido todo si hubiéramos sabido decir un 'Adiós' como Dios manda.
Somos todas y cada una de las frases que garabateamos en un mal intento de perdonarnos. Somos las canciones que oímos a escondidas, las que nunca admitiremos que a pesar de los años duelen como el primer día. Somos nuestros fantasmas, los que al fin y al cabo, te arropan por la noche, porque son lo único que te quedan.
Son el sabor amargo de ese momento en el que te das cuenta de que ya no queda nada. Son las cuatro cervezas vacías, el cenicero lleno, y las cicatrices que nunca terminan de cerrar.

Soy todas y cada una de las cosas que nunca dije, lo que nunca admití, y lo que me mantiene en pie por las noches. Y tú eres todas las cosas que nunca te has perdonado, las que te hacen seguir respirando, clavándose como agujas en tus pulmones, y la tinta. Lo que está escrito, y lo que está por escribir.

Son esos fantasmas hijos de puta que follaron, dolieron y se emborracharon.
Y nunca se perdonaron por ello,
y por eso no se dejan ir.



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