lunes, 31 de marzo de 2014

II / City of bright lights

'A veces lo peor es no ser capaz de distinguir el dolor. Estoy acostumbrada a él pero en días como hoy se desdibujan los límites y no sé qué suelo estoy pisando. Cruzo semáforos de calles sin nombre, oyendo canciones que llevan tu nombre, veo pasar estaciones de metro en las que parece que me estarás esperando, pero no.
Y siempre se desdibujan las lineas,
y eso, eso es lo que más duele.'

domingo, 30 de marzo de 2014

Parecía uno de esos días en los que necesitas amar a alguien. Estar enamorado es siempre una estupidez, pero hoy la idea sonaba como una locura casi necesaria. Quererte, a ti o a cualquiera; morirse, por ti o por cualquiera; que se volvieran locos, tu o cualquiera.

Una cama que no estuviera vacía a las nueve de la mañana, ni fría a las once y media de la noche. Beber el mismo té al despertarse y de la misma copa de vino después de cenar, tirados en el sofá, cubiertos con la manta verde que compramos en aquel viaje a alguna parte que decidimos en cualquier momento de locura, de esos que entran de madrugada cuando tienes los pies fríos y la ventana abierta pero no importa.


Supongo que no tendrían más que abrir mi cuaderno de notas para saber que sólo me enamoré una vez, que odio los martes, a la gente que se parece demasiado a mi y que nunca tuve suerte con la informática. Será por lo que este sábado olía a soledad. 
Y a ti, o a cualquiera.

lunes, 24 de marzo de 2014

I / city of bright lights.

El primer paso fue pisar la estación, y sin querer, me cruce con ellos,
nuestros fantasmas.

De aquellos días,
el brillo de mis gafas de sol y tu sonrisa de impaciencia, las ganas de comernos el mundo,
y dejarnos en los huesos.

Todo es tan jodido desde que no estás,
como si fuera un decorado de cartón por el que paso pero nada es del todo real,
y se fuera desvaneciendo poco a poco.

Solo me queda aferrarme a las letras de las canciones que compartimos,
con la excusa de coger a tu recuerdo de la mano,
y perderme en los días en los que ninguno estaba tan solo,
ni tan jodido.

Cuando me monté en el bus, el asiento vacío a mi lado me devolvió a la realidad
con una hostia de nostalgia,
que todavía estoy intentando que se me vaya de la garganta.

Y qué,
nada vuelve a ser lo mismo.
Nada,

y yo aquí,
tan sin tí.

lunes, 10 de marzo de 2014


Es música. Es poesía y son recuerdos. Es lo que queda cuando piensas en cómo sonaría la memoria mientras dibujas y te dejas llevar. Lo que surge cuando miras hacia atrás. Es la banda sonora de una historia. Son las notas que desangra el saxofón de tu canción favorita. Es un gracias, una despedida, y un beso. Es el último café, la última sonrisa, y el último guiño a los acordes que se deshacían en esos días de lluvia que siguen estando bajo la piel. Es una parte de mí, es ese error tan bonito que fuimos.
Y tan jodido.

martes, 4 de marzo de 2014

Esas palabras que en los días prohibidos son como gotas frías que recorren la espalda, como heridas de bala que nunca terminan de cerrar - ni de llegar -, como los días que no consigues levantar la vista del suelo, te escondes en una bufanda y un jersey viejo, y tiras de recuerdos para dar un par de pasos más. De cómo olía a tí la camiseta que solía robarte, tu café recién hecho, o tus cigarrillos a medio fumar. 

Sin embargo lo único que me queda ya es teclear textos nostálgicos que siempre dejo a medio acabar, como si tirar de demasiados recuerdos fuera a desgastarlos y no quiero. Te quiero - para mí -. No hay escritos que valgan, ni noches en vela, ni canciones que lleven tu tacto en ellas. 

No. Lo único que me queda son tus recuerdos. Y no los comparto. 


Te empeñaste en desaparecer, idiota. Pero antes se aseguraste de dejarme bien marcada la memoria.

'Como si no tuviéramos nada que perder, ¿sabes?. Como cuando jugabas a dejarme sin aliento a base de miradas, y esa sonrisa a medio lado conseguía dejarme fuera de juego. En el ring. Esa cama. En aquellos días. 

Fuiste mi mejor medalla, y los golpes valieron la pena.'

lunes, 3 de marzo de 2014

Y te miré mirándome, sin poder tocarnos. No entendía si lo que rondaba mi cabeza era la idea de huir a tiempo o la de seguir leyéndote los textos que tu escribías con mis manos. Opté por mirarte, mirándome, y leerte leyéndonos.