martes, 4 de marzo de 2014

Esas palabras que en los días prohibidos son como gotas frías que recorren la espalda, como heridas de bala que nunca terminan de cerrar - ni de llegar -, como los días que no consigues levantar la vista del suelo, te escondes en una bufanda y un jersey viejo, y tiras de recuerdos para dar un par de pasos más. De cómo olía a tí la camiseta que solía robarte, tu café recién hecho, o tus cigarrillos a medio fumar. 

Sin embargo lo único que me queda ya es teclear textos nostálgicos que siempre dejo a medio acabar, como si tirar de demasiados recuerdos fuera a desgastarlos y no quiero. Te quiero - para mí -. No hay escritos que valgan, ni noches en vela, ni canciones que lleven tu tacto en ellas. 

No. Lo único que me queda son tus recuerdos. Y no los comparto. 


Te empeñaste en desaparecer, idiota. Pero antes se aseguraste de dejarme bien marcada la memoria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario