'Y justo cuando pensaba que la anestesia había empezado a hacer efecto, y no me dolías tanto, empezó a llover fuera, las gotas caían sobre el cristal de un paisaje desdibujado, y yo, sin previo aviso, me resquebrajaba de nuevo. Una sola grieta, sangrante y profunda, que dejaba ver entre dolor y dolor, que sigues ahí. Dentro.
Como la tinta de un tatuaje que por mucho que raspe, no consigo quitarme.'
hoy llueve y por aquí también resquebraja, y también sigue ahí.
ResponderEliminarme encanta esa palabra, resquebrajar, hacía mucho que no la leía por ninguna parte y me ha hecho hasta ilusión.